Por Carlos Yarza
Desde que el actual gobierno llegó al poder nuestro país cada día va más de cabeza, México está dividido y el señor de palacio cada día parece dar más palos de ciego y tristemente el fin del túnel no se ve, aunque claro en su México todo está perfecto y hay un gran futuro.
Hemos escuchado de esa política de “Abrazos y no Balazos”, y al menos yo, no logro entender cómo se pueda llevar a cabo en un país como el nuestro.
Muchos nos hemos reído de estas cosas que creemos ocurrencias, pero resulta que al menos esta ocurrencia quienes si la han tomado en serio y a su favor, son los malos de la historia para los cuales, los abrazos y no balazos, es un llamado a la impunidad mientras que el señor López, sale a decir “No, yo no soy Peña, ni soy Felipe Calderón. No soy partidario del mátalos en caliente, no soy partidario de masacres, no soy partidario de torturas, no soy partidario de la asociación delictuosa que se daba entre delincuencia y autoridades”, ¿Pero los malos piensan igual?
Aunque en ocasiones queramos ser espectadores, llega el momento en que el río se desborda y moja más allá de los pies.
Ya es muy conocido lo sucedido en Monterrey el pasado domingo, donde se dio una novillada en la que resultaron lesionados el novillero Diego Garmendia y el picador Eduardo Reyna, hijo, eso no tendría nada de raro pero en el momento que se llega al punto en que nos damos cuenta que esto se pudo haber evitado de no existir esa política de “Abrazos y no balazos”, entonces debemos detenernos y ponernos a pensar como esto nos puede afectar a todos.
Resulta que el sábado pasado en Cadereyta se dio una de esas balaceras y persecuciones tan comunes en nuestro día a día en nuestro país, en toda esa confusión un grupo de criminales se metieron a un rancho con el objetivo de confundirse entre la gente que ahí tenía una reunión, la situación originó una balacera que derivo en algunos heridos.
Resulta que este sitio es donde tenían la cuadra de caballos y el tiro de mulillas, que se iba a utilizar el domingo en la novillada de Los Jacales, eso originó que estos animales no pudieran llegar al festejo, lo que llevó a los organizadores a buscar opciones para poder dar el festejo, así se consiguió un caballo, el cual ya había picado algunas vacas, pero no novillos, los picadores aceptaron montarse con tal de que no se detuviera la novillada, las consecuencias ya conocidas, la novillada tuvo bastante seriedad y se requería que fuera bien picada lo que no sucedió, derivando en la fuerte cornada penetrante de vientre que sufrió el novillero Garmendia, y la posterior lesión que sufrida por el picador, provocada por una tremenda patada que recibió, luego que el caballo al no estar preparado para picar comenzó a tirar coces, con lo que se aflojó el peto, fue que entró la gente de la cuadra, entre ellos el picador Eduardo Reyna, con el fin de acomodar el peto, al pasar por detrás del caballo este tiro otra patada que alcanzo en la cara al picador, provocándole una fuerte lesión en el rostro.
Tras esto, los dos lesionados se enfrentaron a otra situación, que el seguro contratado por la empresa, sólo cubría cien mil pesos, lo que imposibilitó su pronta atención. Y en el caso de Reyna, tuvo que ser trasladado de Monterrey a San Luis Potosí, donde será intervenido este próximo jueves, y en torno a quien la afición está mostrando su solidaridad para apoyarlo, para lo cual se están realizando algunas rifas y se están aceptando donaciones para sumar recursos para su atención.
Es así como los abrazos y no balazos alcanzaron el pasado fin de semana a la fiesta brava.
Texto publicado en Latitud Megalópolis, reproducido con autorización del autor
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Fuente: López Dóriga