
Sheinbaum tiene muchas preocupaciones. Las advierto. La primera es quedarle bien a la gente. Ayer lo decía: “Tengan la certeza de que su Presidenta, con temple y corazón, nunca les va a traicionar, y que siempre pondré mi corazón, mente, energía y hasta la vida misma por nuestro querido y amado México”. Pero también le preocupa quedarle bien a su mentor, el expresidente López Obrador. Y para cumplirle a unos y a otros no hay más cosa que empujar todos los días, dedicarse todos los días, sin descanso, a que las cosas pasen. La Historia se hace en cocción lenta y no hay quien pueda apurarla.
Ciudad de Mexico, 9 de marzo (SinEmbargo).– “¿Qué están celebrando?”, pregunta una joven de shorts color melón. Su compañera toma fotos y las dos revolotean como en carnaval. En frente cruza la tuba; hay ríos de banderas y consignas.
El Centro Histórico, corazón político de la República, está de fiesta y la pregunta de la turista, muy probablemente estadounidense, tiene sentido: ¿Qué celebran los mexicanos? ¿Por qué miles han tomado las calles de la capital? Cualquiera puede sugerir una canasta de razones: que Donald Trump no nos impuso aranceles; que empieza la temporada de calor; que muchos se vuelven a encontrar en la calle, movilizados, después de elecciones del verano de 2024. Otros no celebran: están acá porque fueron convocados por la Presidenta y genuinamente quieren conocer el mensaje.
“No olvidamos las invasiones de 1846 y de 1914, y el ‘zarpazo’ que le dieron a la mitad de nuestro territorio en 1847”, dice Claudia Sheinbaum frente a la plaza llena. Luego matiza: “Pero quiero resaltar hoy los buenos ejemplos de respeto a nuestras soberanías, y de colaboración y apoyo. Por ejemplo, cuando Benito Juárez recibió una invaluable ayuda de Abraham Lincoln en su lucha contra la invasión francesa. De hecho, Estados Unidos nunca reconoció al segundo imperio de Maximiliano. El momento crucial de desconocimiento al usurpador Victoriano Huerta, en 1913. El respeto del Presidente Franklin Delano Roosevelt al General Lázaro Cárdenas”.
“México peleó al lado de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, no sólo con los aviadores de la Fuerza Aérea del Escuadrón 201, sino, también, enviando al país vecino trabajadores, llamados ‘braceros’, que contribuyeron a garantizar la producción de alimentos y materias primas”, dice la Presidenta.
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Fuente: Sin Embargo