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El réferi de boxeo, por Mauricio Sulaimán

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En una columna para El Heraldo de MéxicoMauricio Sulaimán, presidente del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), afirmó que la actuación del réferi es importantísima en el desarrollo de la pelea.

El sábado se cumplió un aniversario luctuoso del más grande de los réferis de boxeo de la historia: Arthur Mercante. Hace 11 años falleció a los 90 de edad, tras una brillante carrera en la que trascendió por su clase y autoridad con la que estuvo como el tercer hombre en el cuadrilátero por más de 50 años.

Mercante es recordado por participar en funciones históricas como “la pelea del siglo” entre Muhammad Ali y Joe Frazier, que precisamente acaba de cumplir su 50 aniversario, y muchos otros combates alrededor del mundo.

Motivado en este gran hombre, escogí el tema para la columna de esta semana: el réferi de boxeo.

Así como es bien sabido, el boxeo moderno nació en Inglaterra, a mediados de los años 1800. Durante mucho tiempo no existió un reglamento e inclusive muchas peleas se celebraron sin tener un árbitro que controlara las acciones de los combatientes. La figura del réferi surgió, pero no necesariamente para oficiar dentro del encordado; tenía que controlar lo que sucedía fuera de éste, pues las apuestas eran la principal actividad que generaba que existieran combates. Existen fotografías donde se posicionaba afuera de las cuerdas, y tenía un pasillo en el que se movía alrededor del ring, separando con otro encordado a los aficionados.

Por muchos años, el réferi fue realmente una figura a la que no se le prestó la atención necesaria; era más un testigo de lo que sucedía y solamente se dedicaba a declarar al ganador tras las acciones. Era muy común que el promotor del evento fungiera como tal, y tampoco era extraño ver a ex campeones mundiales participar en esta actividad. Infinidad de peleas acabaron en controversia, por no tener un oficial calificado, con autoridad y que pudiera manejar las complicaciones que se dan durante un combate.

También era común que el réferi fungiera como juez de las peleas; inclusive, al día de hoy, en Inglaterra, sigue existiendo en su reglamento la facultad para que sea el juez que decide el ganador de la pelea cuando se va a decisión. Las funciones de boxeo locales, de bajo presupuesto, aún mantienen esta modalidad; no hay jueces, y el réferi simplemente declara ganador a quien él considera al término de la pelea, si no hubo nocaut.

Durante algunas décadas se tuvieron dos jueces y el réferi participaba como el tercero, hasta que el Consejo Mundial de Boxeo tomó la iniciativa de dar por terminada esa práctica, y decretar que su única responsabilidad tendría que ser cuidar la integridad física de los combatientes; su concentración debe estar absolutamente dedicada a la seguridad de los peleadores.

En la actualidad existe una constante campaña de entrenamiento y certificación de réferis; la salud y hasta la vida de los contendientes está en las manos de ellos. Su actuación es importantísima en el desarrollo de la pelea y además de tener como máxima prioridad la salud del peleador, también está la justicia, pues su actuación puede tener gran influencia en el desenlace del combate. Hay casos históricos donde la actuación del réferi tuvo gran impacto en el resultado final.

En los años 20, el legendario Jack Dempsey peleó ante Gene Tunney, y estaba buscando recuperar su campeonato mundial de peso completo ante 120 mil personas, siendo ésta la primera ocasión que un boxeador ganaba como sueldo un millón de dólares.

Tunney había vencido por decisión clara a Dempsey, con boxeo fino y elusivo, y la segunda pelea estaba siendo la misma historia, hasta que en el octavo round, Dempsey logró conectar un potente gancho que mandó a la lona al campeón.

Es ahí cuando se dio la famosa “cuenta larga”; el réferi Dave Barry no tuvo la capacidad de manejar la situación y Tunney estuvo en la lona por más de 15 segundos; se incorporó, pudo sobrevivir el round y continuó para ganar una fácil decisión, y así mandar al retiro a Dempsey.

En los 60, Muhammad Ali, entonces llamado Cassius Clay, sorprendió al mundo venciendo al amplio favorito, campeón mundial pesado, Sonny Liston. La revancha se llevó a cabo en Miami y había gran expectativa, pues, antes de esa derrota, Liston era considerado invencible.

El réferi para la revancha fue el ex monarca mundial Jersey Joe Walcott. Una vez más, un oficial a cargo de las acciones sin tener la preparación para hacerlo. Clay conectó a Liston en el primer round con un derechazo; éste cayó a la lona y Walcott, con toda la confusión que tenía, paró la pelea declarando nocaut, creando un escándalo monumental que al día de hoy sigue siendo cuestionado.

Un ejemplo más fue la histórica derrota de Mike Tyson ante Buster Douglas en el Tokyo Dome. Un Tyson mal entrenado estaba siendo dominado por un desconocido que estaba abajo en las apuestas 42-1.

Finalmente Tyson logró conectar un feroz uppercut, mandando a la lona a su rival; el réferi falló en todas las maneras posibles, no tomó la cuenta del tomador de tiempo y empezó a contar “uno” cuando ya habían pasado 4-5 segundos; después, sin razón alguna para la cuenta, intentó mandar a Tyson a una esquina neutral, pero él ya estaba en ella, y finalmente Douglas empezó a levantarse en el segundo nueve y el réferi sólo dejó que se incorporara, no le limpió los guantes, y justo sonó la campana… Otra cuenta larga y controversial; dos rounds después, Douglas noqueó a Tyson y cambió el rumbo de la historia de los pesos pesados.

¿Sabías que…?

Jack Johnson fue el primer campeón mundial de peso completo de raza negra. Odiado en Estados Unidos por cuestiones raciales, se anunció el regreso del excampeón Jimmy Jeffries para vengar a la raza blanca y recuperar el título.

Fue una pelea que captó la atención del mundo entero. El legendario promotor, uno de los más grandes de la historia, Tex Rickard, construyó una arena exclusivamente para esa función.

Rickard lanzó una invitación al presidente de Estados Unidos: William Howard Taft, para ser ¡el réferi del combate! Obviamente la rechazó, y entonces se especuló por un tiempo que sería el famoso creador de Sherlock Holmes, el escritor británico Arthur Conan Doyle. Finalmente el día de la pelea llegó y quien fungió como árbitro fue el mismísimo Tex Rickard.

Anécdota de hoy

Mi papá se inició en el boxeo como peleador de botana, pero después de una fractura de nariz y quijada colgó los guantes.

Posteriormente se dedicó a participar en todas las actividades posibles en este deporte: asistente, tomador de tiempo, campanero, anunciador de ring y eventualmente réferi. Siempre tuvo gran respeto y admiración a los árbitros de boxeo pues, así como se mencionó anteriormente, la vida de los peleadores está en sus manos.

En una ocasión se dio una gran celebración en Ciudad Victoria, Tamaulipas, y Don José llevó a varios campeones y medios de comunicación para ser parte de esta ceremonia. Hubo boxeo en la plaza principal y el queridísimo Dr. Morales ayudó a narrar unas peleas en el sonido ambiental.

Pues se le ocurrió al Doc pedir a Ricardo Finito López que subiera de réferi a una pelea amateur. Subió bien vestido, como siempre, con una lujosa camisa Versace, que estaba de moda. De repente cayó a la lona un jovencito y gran predicamento para Ricardo, pues le tocaba limpiar los guantes, como todos los réferis lo hacen, con su camisa… Después de voltear a ver a mi papá, quien estaba muerto de la risa, decidió seguir las acciones sin limpiarlos…

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Fuente: López Dóriga

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