El Cartel del Noreste opera sin impedimentos ni de grupos rivales ni de las autoridades locales que muchas veces son cómplices de su actividad criminal. El grupo incluso ha secuestrado, en pleno día, a algunos defensores de los migrantes a quienes perciben como un obstáculo para sus actividades ilícitas.
Por Parker Asmann
Nuevo Laredo, 17 de marzo (Insight Crime).– El pastor acababa de llegar al refugio con las mollejas cuando le llovieron los mensajes. Mientras caminaba entre migrantes que recibían cortes de cabello y otros esperando algún servicio, su teléfono empezó a sonar.
El pastor salió del albergue. Un agobiante sol de mediodía relucía en su frente. Abrió el teléfono, dio un toque a la pantalla y lo presionó contra su oreja. Mientras oía los mensajes suspiraba.
Para entonces, el pastor se había acostumbrado a las amenazas del Cártel del Noreste (CDN), ramificación de los Zetas y agrupación dominante en Nuevo Laredo, polvorienta ciudad industrial en la frontera entre México y Estados Unidos, en el estado de Tamaulipas. Así que las nuevas amenazas eran más conmovedoras que sorprendentes.
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Fuente: Sin Embargo