No sólo es Teuchitlán, también La Gallera, Cadereyta, San Fernando, Allende y muchos otros campos de exterminio y fosas clandestinas son la marca de horror que ha dejado el narcotráfico en México, desde hace, al menos, 15 años.
Ciudad de México, 23 marzo (SinEmbargo).- Las fosas clandestinas, así como los presuntos campos de exterminio y reclutamiento son otras terribles consecuencias que ha dejado el contexto de violencia por el que atraviesa México desde hace casi 20 años, luego de que el entonces Presidente Felipe Calderón le declarara la «guerra al narcotráfico».
Aunque los opositores al Gobierno que encabeza la Presidenta Claudia Sheinbaum se ha empeñado en señalar que Teuchitlán es un caso de estos, basta con ver hacia el pasado para encontrar ejemplos de campos de exterminio que fueron ignorados por esas mismas voces que hoy señalan al rancho Izaguirre.
Uno de los primeros sitios de exterminio, de los que se tiene conocimiento, es Gallera, ubicado en Tijuana, Baja California, en donde, según estimaciones, fueron ultimadas al menos 300 personas. Fue en 2009 cuando se supo de la existencia de La Gallera, un predio utilizado por el Cártel de Tijuana, organización que estaba bajo el liderazgo de Teodoro García Simental, alias el “Teo”.

De acuerdo con las investigaciones correspondientes sobre el caso, García Simental ordenaba a otro integrante de esa organización criminal, identificado como Santiago Meza López, alias “El Pozolero” y quien fue detenido en ese mismo año, desmembrar y disolver los cuerpos de sus víctimas en sosa cáustica y ácido.
Lo dice el Reportero
Opinión en video
más leídas
más leídas
destacadas
destacadas
Fuente: Sin Embargo