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La interna de Morena y la incertidumbre en democracia

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La democracia, tal y como la conocemos, va a dejar de existir, afirma Antonio Sola, el conductor de 450 campañas políticas alrededor del mundo y que muchos consideran un gurú para políticos en su exposición “En la mente del Elector”, publicada en el libro Comunicación Política en de Incertidumbre.

Y sí que vivimos tiempos de incertidumbre.

Quintana Roo vive con intensidad el proceso interno de Morena, que ha prometido 3 encuestas para decidir su candidato a la gubernatura. El momento de la verdad parece ser ahora mismo, debido a que se asume que quien sea candidata o candidato es prácticamente gobernadora o gobernador en automático por el gran respaldo al presidente en la entidad.

La incertidumbre está en las mismas reglas del juego poco claras de la convocatoria. La incertidumbre está en los acuerdos a conveniencia política, hechos más allá de los ciudadanos. La incertidumbre está en la ola de rumores, dimes y diretes que los mismos participantes difunden. No hay nada para nadie.

Los grillos de siempre que se consideran politicologos, usando sus lentes de las experiencias previas y creen haber visto todo, analizan factores y escenarios en esta coyuntura rumbo a 2022, emiten opinión y dictaminan quien de las, los cuatro será el mejor, la mejor. Y como pilón afirman, filtran, añaden y mantienen vigente un quinto contendiente, que se autodescarta. Eso es incertidumbre.

Lo que mantiene ocupada a la clase política quintanarroense hoy es su supervivencia. Por eso inflan y apoyan a tal o cual figura. ¿Qué grupo político perdurará a través del o la elegida?.

Pero los lentes de las experiencias previas no sirven para ver con claridad la realidad actual. Como dice Antonio Sola hay “un nuevo orden mundial” que nos exige a todos resetearnos, las normas del pasado no sirven y las nuevas que necesitamos aún están siendo creadas.

En ese contexto podemos ubicar los comentarios del presidente AMLO en el sentido de que una foto como la de Mara con Sheinbaum o la de Marybel con Marín  no significa nada, que cada vez que le preguntan en la mañanera menciona más o menos bien el perfil de los, las contendientes, como si no los conociera bien o lo que dicen que le dijo en Mérida a don Gaston, su amigo entrañable de lucha: “tu hijo va a ser gobernador”.

Este tipo de incertidumbre es parte del juego, hace parecer que hay competencia y mantiene a todos a la expectativa.

Sin embargo, hay una incertidumbre más profunda, que las políticas y políticos, y sus grupos de apoyo, no están viendo hoy, entretenidos como están: las personas en su vida cotidiana están preocupados por sobrevivir también, pero en la vida real.

La gente siente que los gobiernos le han fallado en su labor de facilitadores de calidad en servicios, cada vez más impuestos, la inflación de 7%, como nunca en 20 años, la inseguridad y todos los indicadores de pobreza, violencia, alcoholismo, suicidio y un largo etcétera. Que provoca en los ciudadanos ira y desilusión.

Su reacción: no opinar, no perder su tiempo en contestar con la verdad, su verdad las encuestas, no votar ni participar en el proceso electoral, porque consideran que hacerlo es legitimar gobernantes que con los que no están de acuerdo. Un “castigo” que en esencia es un “premio”, esta indiferencia ciudadana es contraproducente, permite que ganen una y otra vez quien mejor sepa “operar y acarrear” el día de las elecciones.

En Quintana Roo el promedio de votantes se ha mantenido por años en un 30% a 40% del padrón. Es decir el voto cautivo, partidista, de filiación, un tercio de la población ha decidido el futuro de casi 2 millones de quintanarroenses.

Por eso la democracia, tal y como la conocemos, va a dejar de existir.

Indhira Carrillo

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