Las familias muy grandes, suelen guardar secretos que ocultan cual si fueran informaciones de la estrategia de la guerra.
Así abogados de México tendrán que esconder la vergüenza, por haber guardado silencio frente a todas las barbaridades, estupideces y sofismas usadas como argumentos jurídicos en contra del Constituyente Permanente por los opositores a la reforma del poder judicial.
Cuando era niño crecí en un pueblo muy particular, Francisco I. Madero Coahuila, Chávez para los amigos, era el centro comercial de una zona muy amplia de ejidos, era un pueblo que aumentaba de 5 mil habitantes de lunes a jueves a cerca de 20 mil los fines de semana, pero al fin era un pueblo pequeño donde todos se conocían y todo se sabía.
Recuerdo que una familia distinguida cargaba con una gran vergüenza, porque enfrentaban un problema que no podían resolver. Y la información y detalles del secreto pronto se convertían en rumores y los rumores en chismes y un balde de vergüenza más para la familia. El problema era que la matriarca esposa y madre de la primera generación compuesta por unos 4 hijos,2 y 2, vivía una obsesión por conocer y disfrutar de la amistad y en ocasiones de los placeres que proporcionaban hombres jóvenes fuertes y guapos.
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Fuente: Sin Embargo