Ramona, una maestra auxiliar de niños especiales, ya jubilada, dice que ha sido muy doloroso, lidiar sola con la tragedia de su hijo, sin ningún familiar, sin hablar inglés, sin conocer el sistema médico ni el sistema legal de este país.
Los Ángeles, 7 de septiembre (LaOpinión).- Hace tres años, la vida de Ramona Guadalupe Germán Cota cambió para siempre cuando recibió una llamada telefónica que le avisaba que su único hijo Fabricio había sido atropellado en San José, California.
“Me asusté mucho, pero nunca pensé que había sido algo tan grave”, dice Ramona.
Fabricio Germán llevaba seis meses de haber emigrado a Estados Unidos, cuando al cruzar una calle en la ciudad de San José al norte de California, fue embestido por un vehículo, y terminó en estado crítico en un hospital.
“Según me dijo el abogado, el reporte salió que toda la culpa era de mi hijo, porque no apretó el botón para cruzar la calle y pensó que le iba a ganar al carro”, relata su madre.
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Fuente: Sin Embargo