Ernesto Zedillo, quien gobernó de 1994 al 2000, afirmó en entrevistas con las revistas Nexos y Letras Libres que el país atraviesa el “final de la democracia” y acusó al partido Morena de instaurar un “régimen tiránico”. Basta una revisión a ese periodo para exponer cómo lejos del legado democrático que destaca el propio Zedillo, ocurrieron una serie de eventos que contradicen parte del discurso que ha expuesto el expresidente mexicano.
Ciudad de México, 29 de abril (SinEmbargo).– La decisión de endeudar a México con el Fobaproa para salvar a las élites en crisis; o las matanzas de su sexenio como la de Aguas Blancas, la de El Charco o la de Acteal, no son tema ni del ensayo que publica Ernesto Zedillo en Letras Libres ni de la entrevista que le hacen en la revista Nexos. El expresidente y sus editores se fueron directamente al presente, a lo que les cala: los dos gobiernos de izquierda al hilo: el de Andrés Manuel López Obrador y el de Claudia Sheinbaum Pardo.
A lo largo de la plática con la revista que dirige Héctor Aguilar Camín así como en el texto de la publicación que encabeza Enrique Krauze, no hay una sola mención al célebre “rescate” de los banqueros, el Fobaproa, con el cual se hizo pública una deuda privada. Tampoco se habla de la privatización del sistema ferroviario y su posterior contratación por una de las empresas beneficiadas, ni mucho menos se le pregunta ni él da cuenta de las matanzas de Acteal, Aguas Blancas o El Charco. Todo en medio de una militarización del país.
Tanto en la entrevista como en el artículo de su autoría, Zedillo presume cómo en su Gobierno se creó un Instituto Electoral autónomo, se impulsó una Reforma Judicial y se permitió la alternancia en la Presidencia de la República. Ciertamente no dice que el IFE se integró con mayoría del PRI y PAN, que fue presidido por José Woldenberg, esposo de su Secretaría de Ecología, ni mucho menos habla delas ligas de su nueva Suprema Corte con el PRI y PAN.
El sello de la transición fue de continuidad entre ambos partidos, con un panista como Procurador, Antonio Lozano Gracia, traición a los acuerdos con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y una militarización en el país —que hoy critica—, incluida la Policía Federal Preventiva creada en 1999, en la que Genaro García Luna —súper policía panista preso en Estados Unidos por narcotráfico— fue mano derecha del director de la nueva corporación, Wilfredo Robledo.
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Fuente: Sin Embargo